miércoles, 16 de octubre de 2013

Relatos de TERROR ¿Quien Duerme Contigo?

Leticia: ¡Caray, Arturo! ¿No podrías al menos quedarte esta noche en la casa? Es que parece manda eso de que todos los jueves se tengan que juntar tu, tus amigos, a jugar, a tomar y no se más harán en toda la noche.


Arturo: Mira mujer, desde antes de casarnos sabías que los jueves me junto con los amigos, no se porque ahora después de tantos años me comienzas con reclamos.

Leticia: No, no es reclamo, es que simplemente no quiero estar sola, porque tengo... tengo un mal presentimiento.

Arturo: No pasa nada flaquita, es mas, hoy voy a llegar más temprano, un par de juegos y me regreso. ¿Cómo ves, estas más tranquila?

Leticia: Sí, muchas gracias Arturo, es que de verdad no quiero estar sola.

Arturo: Bueno, bueno mujer, me voy antes de que me agarre el agua.

Leticia y Arturo, una pareja normal de este tiempo. Él, un joven profesionista que los jueves se dedicaba a salir con los amigos para jugar domino o una partida de baraja. Leticia, joven ama de casa, aunque complaciente no muy contenta de quedarse sola esa noche. A Leticia no le quedo otra que quedarse un rato a solas esa noche. A punto esta de disponerse a ver una película en la televisión para ver si así podía conciliar el sueño, cuando la tormenta dejo caer un rayo en la ciudad que provocó un apagón.

Leticia: ¡Ahora sí! Solo esto me faltaba, a solas con esta tormenta, sin luz, sin velas y muriéndome de miedo.

Ante la macabra situación Leticia decide meterse debajo de las cobijas, cubriéndose de pies a cabeza y esperar a que el tiempo pase lo más rápido posible para que su marido regrese. En eso, se escucha que alguien toca a la puerta.

Leticia: ¿Arturo? ¿Arturo, eres tú? Háblame que no puedo verte, que no te das cuenta de que no hay luz. Ay Arturo, me estás espantando.

Voz extraña: Shhhh, solo descansa. Yo estaré aquí contigo.

(Suena el teléfono)

Leticia: ¿Bueno?

Arturo: ¿Leticia?

Leticia: ¿Bueno?

Arturo: ¡Le.. Leti!

Leticia: ¿Bueno, quién habla?

Arturo: Flaquita soy Arturo, no puedo llegar porque no encuentro un maldito taxi pero no te preocupes, en un... (Se corta la llamada).

Leticia: ¡Arturo!  ¡Ay Dios santo! ¿Entonces quién se ha metido a mi cama?

Leticia, muerta de miedo, salio de un salto de su cama, se acerco al apagador de la luz pero este no funcionó ya que la luz aún no regresaba. Extraños y diabólicos ruidos se dejaban escuchar por aquél ser en medio de la oscuridad.

Leticia: No, mejor me voy de aquí. ¡Aahhhh!

La luz de aquel trueno dejo ver la silueta de alguien o de algo que se encontraba metido en su cama. La energía eléctrica había regresado, no había más que encender la luz para saber que era lo que se encontraba en esa habitación. (Leticia grita al encender la luz). Cuando Arturo regresó encontró a Leticia arrinconada en la habitación de la casa, en una posición fetal, demacrada y muerta de miedo. Solo se escuchaba que decía entre murmullos y como una poseída:
Era, era el diablo, era el diablo, el diablo, yo lo vi era, era el diablo.

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