miércoles, 16 de octubre de 2013

Relatos de TERROR La Llamada

En un sábado cualquiera Irene llegó a su casa después de haber salido con sus amigos.                                                                                                                          
Amigo: ¡Oye! Venimos mañana para ayudarte.

Irene: Si esta bien, pero que no sea muy temprano.

(Cierra la puerta y suena el teléfono)

Irene: Hay no molestes maldito teléfono, que susto me dio. ¿Bueno? ¿Bueno, bueno?

Nada se escuchaba al otro lado de la línea. Irene pensó que seguramente eran sus amigos que 
querían jugarle una broma... una pesada broma.

Irene: Dejen de estar dando molestia si por favor y váyanse a dormir.

Esta situación se repitió tres veces más (suena el teléfono), en la cuarta ocasión decidió no contestar el teléfono, pues además de cansada ya estaba enojada por la interrupción.

Irene: Dejen ya de estar molestando y váyanse a dormir. ¡Claro!, yo con mis tragos encima y el mudo que tiene ganas de jugar.

(Vuelve a sonar el teléfono) Los timbrazos no dejaban de sucederse, cada vez que contestaba era la misma respuesta: un silencio al otro lado de la línea (Sigue sonando el teléfono e irene descuelga).

Voz extraña: ¡Ayudameee!

Irene: Ya con un carajo dejen de estar jugando, si siguen molestando voy a llamar a la policía.

Irene colgó la llamada llena de pánico. Ya se había pasado la broma y ella no tenía ni idea de quién era quien llamaba. (Vuelve a sonar el teléfono e Irene contesta) 

Irene: ¿Quién eres? ¡Contéstame! ¿Quién eres? ¿En donde estas? ¿Quién eres? ¡Dime donde estas!

Voz extraña: Aquí, contigo. ¡Ayúdame!

Irene: ¡No! ¡Dios! ¡No! ¡Dios mio, no por favor no! ¡Noooo!

Voz extraña: ¡Ayúdame!

Un espantoso ser se presento frente a ella. La carne al rojo vivo, los ojos apunto de salirse de sus órbitas, hilos de sangre salían de su boca y nariz  y un líquido viscoso que cubría su cuerpo envolviendo el ambiente de un fétido olor a muerte.

Voz extraña: ¡Ayúdame!

Pero lo terrorífico era que, aquella imagen no estaba sola. Varias figuras parecidas se acercaban con la misma intención: reclamarle la ayuda que momentos antes no quiso brindar. Responde: ¿Qué harías si una voz un día cualquiera pidiera tu ayuda por teléfono? ¿Asistirías a su llamado? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario